Valor para amarte by Joss Wood

autor:Joss Wood
La lengua: spa
Format: epub
editor: Harlequin, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
publicado: 2022-11-04T10:15:15+00:00

Capítulo Ocho

Jamie se despertó en el sillón. Parpadeó un par de veces, bostezó y miró a su alrededor. No había restos de su noche de pizza y palomitas, y no se oía ruido en la cocina. La casa estaba vacía. Vio que eran las tres de la madrugada y se preguntó a qué hora se habría marchado Rowan.

Se levantó y fue a comprobar si la puerta tenía el cerrojo echado. Lo tenía. Se asomó por el cristal lateral y vio el coche de Rowan en la puerta. Captó movimiento en el asiento del conductor y entonces las luces se encendieron y el motor arrancó rompiendo el silencio de la sofocante noche.

Puso la mano en el pomo dispuesta a abrir y decirle que volviera, pero entonces lo soltó y apoyó la frente en la puerta. «Sé sensata, Jamie». Las cosas habían cambiado y ahora ya no podían actuar a la ligera y luego despedirse sin más con una sonrisa.

Se giró, se apoyó en la puerta y se dejó caer al suelo. Posó la mejilla sobre la rodilla que tenía doblada y se obligó a pensar.

No eran amantes y tampoco amigos, o al menos no de momento, porque para ello hacía falta confianza y sinceridad y estaba claro que ambos tenían reparos para hablar de sus sentimientos más profundos. Y aunque Rowan parecía una persona muy empática y le agradecía que no hubiera salido corriendo y que quisiera acompañarla, prefería estar sola las próximas semanas porque así podría olvidar que estaba embarazada y concentrarse en el trabajo y en vivir su vida con la mayor normalidad posible.

Rowan estaba decidido a apoyarla y a estar a su lado, pero ella no quería acostumbrarse a tenerlo cerca. Además, sabía que cada vez que lo mirara recordaría que en su interior había una mezcla de sus ADN intentando crecer, intentando sobrevivir. Un bebé que no podía permitirse querer. Un bebé al que acabaría perdiendo.

Miró al techo. ¿Por qué le estaba pasando eso? ¿La estaba castigando la vida? Era mucho más sencillo estar sola.

Se levantó y, mientras subía las escaleras hacia el dormitorio, recordó cómo habían hecho el amor. Aunque estar sola era mucho más sencillo, desde luego no era tan divertido.

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